lunes, 18 de mayo de 2015

DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS


Desde el punto de vista científico, el efecto del kéfir fue estudiado por primera vez por un fisiólogo ruso, el premio Nobel Iliá Méchnikov. Sin embargo, Méchnikov no se centró en el kéfir, sino en la leche cuajada, o para ser exacto, en las bacterias que hacen posible la fermentación de la leche. Sus estudios se centraban en los lactobacilos búlgaros. Por cierto, ésa es otra versión del origen del kéfir: Bulgaria.

Méchnikov fue el primer científico que investigó los procesos de envejecimiento y preparó la base de la gerontología. Sus estudios le llevaron a la conclusión de que los productos fermentados de la leche son un medio magnífico para la depuración del organismo y una fuente de longevidad. Méchnikov demostró que los microorganismos que viven en los productos fermentados de leche, especialmente en el kéfir, neutralizan las bacterias descompositoras que se acumulan en el intestino a causa de una mala alimentación. Son esas bacterias las que provocan muchas enfermedades, merman la inmunidad y causan el rápido envejecimiento. De tal modo Méchnikov se convirtió en uno de los más enérgicos partidarios de la popularización del kéfir. Creía que era uno de los mejores remedios contra todo tipo de enfermedades.

A propósito, el kéfir es también un buen medicamento contra la resaca. También es importante que siendo un producto hecho a base de la leche, el kéfir no provoca reacciones alérgicas en personas intolerantes a la lactosa. Todo eso se debe a que es un producto fermentado.

Durante largo tiempo, el kéfir sirvió exclusivamente de medicina pero con el inicio de la producción a gran escala en la década de 1910 muy pronto ganó terreno en Rusia y en la Unión Soviética y se convirtió en una bebida diaria para millones de personas.

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